Esta última semana ha habido unas manifestaciones populares en Colombia contra la reforma fiscal del presidente Duque, durante las cuales ha habido 27 muertos según cifras oficiales, y 37 según otras cifras. Todas estas protestas han tenido poca repercusión en la prensa española, con la única excepción casi de El País.
Las manifestaciones han sido violentamente atacadas por la policía colombiana y el ejército, que fue sacado por Duque para reprimirlas más duramente.
La reforma fiscal modifica el Ingreso Solidario, una especie de renta básica que perciben más de 3 millones de colombianos más pobres que reciben 160.000 pesos mensuales para pasar a cobrar entre 80.000 y 360.000 pesos dependiendo del número de miembros y de la vulnerabilidad de la familia. Además se suben los impuestos de la energía para los estratos 4,5 y 6 al 19%, es decir a las clases medias colombianas.
El punto más polémico de la ley es que a partir de 2022 deben declarar el impuesto sobre la renta quienes ganen más de 2,4 millones de pesos mensuales, algo más de 660 dólares al cambio. Y para 2023 esta cifra bajará a 1,7 millones de pesos mensuales, unos 470 dólares al cambio.
Además añade un impuesto a los patrimonios de más de 1 millón de dólares del 1% y un impuesto del 2% para los superiores a 4 millones de dólares. Además añade impuestos a quienes ganen más de 10 millones de pesos mensuales a partir del segundo semestre de este año.
Con estas subidas de impuestos el presidente Duque pretende aumentar la recaudación en 6300 millones de dólares.
La reforma ha sido parada por parte de Duque tras las duras protestas por parte de los pobres y los sindicatos. Duque busca ahora consensuar una reforma tributaria que no sea respondida en la calle a la vez que aumente los ingresos por parte del estado colombiano.
Lo que pase en la calle y en las negociaciones de la reforma será clave para el panorama colombiano en los próximos años.